Constantemente busco autores y libros que cuestionen lo cotidiano, que contradigan el status quo, que fomenten que las neuronas se muevan y que hagan pensar. Es así como recientemente encontré a Malcolm Gladwell, escritor de The New Yorker pero más conocido por sus obras “The Tipping Point: How Little Things Can Make a Big Difference” y “Blink: The Power of Thinking Without Thinking”.
Debo admitir que en un inicio no me interesó leer al señor Gladwell pues sus publicaciones pertenecían a la lista de “bestsellers” y me imaginé que me toparía con un libro de “auto-ayuda” (sin desmerecer a este tipo de publicaciones). Sin embargo, grata fue mi sorpresa cuando leí esos dos títulos y más aún cuando leí la reseña de su publicación “Outliers: The Story of Success”.
La traducción más adecuada para la palabra “outlier” sería “atípico”. El término “outlier” es comúnmente utilizado para describir aquello o aquel valor atípico que sale de lo normal. Para poner un ejemplo, imaginemos que en pleno agosto en Lima tenemos un día soleado, despejado, iluminado. Eso sería un “outlier”, es decir es absolutamente fuera de lo normal, es “atípico”. Lo normal sería tener 98% de humedad, un cielo absolutamente cubierto y una temperatura cercana a los 13° centígrados.
En el libro “Outliers: The Story of Success” Gladwell lleva el término “outliers” a las personas y analiza por qué hay individuos que sobresalen más que otros. Lo interesante es que el enfoque que da al análisis no es el tradicional que se centra en las características, hábitos y rasgos de personalidad de los individuos más exitosos del mundo (y que encontramos en los libros de auto-ayuda o de management). El enfoque que Gladwell tiene se centra en mirar el entorno, la comunidad en la que vivió la persona exitosa, su cultura, su familia y la generación a la que pertenece.
Las conclusiones a las que llega Gladwell son asombrosas. En la reseña que he podido leer se menciona como en un capítulo del libro cuenta su análisis de cómo un número sorprendente de los más poderosos y exitosos abogados corporativos en la ciudad de Nueva York tienen casi la misma biografía: son todos de sexo masculino, judíos, nacidos en el Bronx o Brooklyn a mediados de 1930 y de padres inmigrantes que trabajaban en la industria del vestido.
En efecto considero innegable que las personas que alcanzan el éxito son talentosos y trabajan duro para conseguirlo, pero, coincido con Gladwell en que éstas también se benefician (y a la vez son influenciados) del entorno en que son criados, se benefician de sus progenitores, y más aún por la forma peculiar e individual en que su mundo está organizado y estructurado. La pregunta es entonces si el éxito puede ser alcanzado por un grupo cuyas vivencias sean similares y no sólo por el trabajo duro y el talento heredado. ¿Interesante averiguar, no?