Si tu objetivo es ascender en la empresa que trabajas o buscas conservar tu actual empleo, incluso si estas buscando nuevos aires, la relación con tu superior directo es vital para conseguir lo que anhelas.
Mientras más productiva y positiva sea tu conexión con tu jefe dependerá tus expectativas salariales, oportunidades de crecimiento y tranquilidad emocional. Tu supervisor será importante también si deja de serlo, ya que otros le consultarán sobre ti.
Alberto Ramírez Bastias, asesor de Desarrollo de Negocios y Estrategias Comerciales, propuso algunas recomendaciones orientadas para cuidar y mejorar dicha relación:
Objetivos y expectativas: El punto más importante de la relación con tu jefe son las expectativas con respecto a tus labores, tareas, objetivos, y plazos. Procura que lo que tu superior espera de ti esté siempre claro, definido y entendido a cabalidad por ambas partes. Un ejemplo ideal es una descripción de tu cargo o un documento con objetivos, recursos y plazos.
Buscar ayuda de tu jefe, pero no con frecuencia: Solicitar ayuda a tu jefe es para buscar consejo y guía. Es una buena actitud porque demuestra que te esfuerzas, tiene voluntad de aprender y desarrollarte, y valoras el aporte de tu superior. No obstante, todo tiene un límite. Si tus solicitudes son muy repetitivas, se podría interpretar que no tienes las habilidades y destrezas necesarias para el cargo que desempeñas.
Mantén comunicación frecuente con tu jefe: Las noticias positivas podrían también convertirse en sorpresas desagradables si no has tenido comunicación con tu jefe. Informa con prudente frecuencias sobre las novedades. Si es positivo, permite a tu jefe tomar el crédito. Si es negativo, no lo escondas. Presenta los hechos como son y comunica un plan de acción para revertir las consecuencias.
Evita la inexactitud: Si desconoces la respuesta, no debes inventar. Si no tienes la información, no simules tenerla. Lo mejor es tener todo correcto y preciso tras investigar. Para ganar la fama de confiable toma tiempo. Dejar de serlo toma segundos. Uno que ya no es confiable nunca volverá a serlo.
Colabora con tu jefe: Es muy apreciado que el colaborador ayude más de lo exigido para hacer las cosas más llevaderas. Aprovecha el contacto con tu jefe, entérate de sus obligaciones, desafíos y tareas que te involucre. Ofrece tu colaboración discreta, sin parecer impertinente. Mostrarte como un colaborador sincero.
No opaques a tu superior: No pienses que mostrándote muy talentoso conquistarás a tu jefe. Podrías provocar grandes problemas. Todos padecemos de inseguridad. Has que tu supervisor sienta que controla la situación, porque si no podría pensar que eres una amenaza o incluso un enemigo. Cuida tu propia vanidad. Aprende a ser discreto, confiable pero sin brillar más de lo necesario.
Siempre tranquilo: No debes reaccionar a la defensiva ante las críticas. Si recibes alguna disconformidad de tu jefe, evita el golpe. Siempre mantente tranquilo, sereno, pero no te defiendas inmediatamente tras recibir el revés, así sea muy injusta porque podrías aumentar la tensión. Propone que tú te encargarás de resolver el problema y hazlo. Espera la oportunidad que siempre habrá el momento para corregir las cosas con calma.
Fuente: Gestiopolis.com
Mientras más productiva y positiva sea tu conexión con tu jefe dependerá tus expectativas salariales, oportunidades de crecimiento y tranquilidad emocional. Tu supervisor será importante también si deja de serlo, ya que otros le consultarán sobre ti.
Alberto Ramírez Bastias, asesor de Desarrollo de Negocios y Estrategias Comerciales, propuso algunas recomendaciones orientadas para cuidar y mejorar dicha relación:
Objetivos y expectativas: El punto más importante de la relación con tu jefe son las expectativas con respecto a tus labores, tareas, objetivos, y plazos. Procura que lo que tu superior espera de ti esté siempre claro, definido y entendido a cabalidad por ambas partes. Un ejemplo ideal es una descripción de tu cargo o un documento con objetivos, recursos y plazos.
Buscar ayuda de tu jefe, pero no con frecuencia: Solicitar ayuda a tu jefe es para buscar consejo y guía. Es una buena actitud porque demuestra que te esfuerzas, tiene voluntad de aprender y desarrollarte, y valoras el aporte de tu superior. No obstante, todo tiene un límite. Si tus solicitudes son muy repetitivas, se podría interpretar que no tienes las habilidades y destrezas necesarias para el cargo que desempeñas.
Mantén comunicación frecuente con tu jefe: Las noticias positivas podrían también convertirse en sorpresas desagradables si no has tenido comunicación con tu jefe. Informa con prudente frecuencias sobre las novedades. Si es positivo, permite a tu jefe tomar el crédito. Si es negativo, no lo escondas. Presenta los hechos como son y comunica un plan de acción para revertir las consecuencias.
Evita la inexactitud: Si desconoces la respuesta, no debes inventar. Si no tienes la información, no simules tenerla. Lo mejor es tener todo correcto y preciso tras investigar. Para ganar la fama de confiable toma tiempo. Dejar de serlo toma segundos. Uno que ya no es confiable nunca volverá a serlo.
Colabora con tu jefe: Es muy apreciado que el colaborador ayude más de lo exigido para hacer las cosas más llevaderas. Aprovecha el contacto con tu jefe, entérate de sus obligaciones, desafíos y tareas que te involucre. Ofrece tu colaboración discreta, sin parecer impertinente. Mostrarte como un colaborador sincero.
No opaques a tu superior: No pienses que mostrándote muy talentoso conquistarás a tu jefe. Podrías provocar grandes problemas. Todos padecemos de inseguridad. Has que tu supervisor sienta que controla la situación, porque si no podría pensar que eres una amenaza o incluso un enemigo. Cuida tu propia vanidad. Aprende a ser discreto, confiable pero sin brillar más de lo necesario.
Siempre tranquilo: No debes reaccionar a la defensiva ante las críticas. Si recibes alguna disconformidad de tu jefe, evita el golpe. Siempre mantente tranquilo, sereno, pero no te defiendas inmediatamente tras recibir el revés, así sea muy injusta porque podrías aumentar la tensión. Propone que tú te encargarás de resolver el problema y hazlo. Espera la oportunidad que siempre habrá el momento para corregir las cosas con calma.
Fuente: Gestiopolis.com
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