Es una idea que a veces llevamos por dentro. Que todo lo que está se encuentra bien y que no se necesita ningún cambio ¿Lo has pensado? Lo podrías identificar en otras personas como los no adaptados. Lo difícil es ponerse a pensar si eres uno de ellos. Por eso, debemos convencernos de que los cambios son posibles.
Si eres consciente de que estás atrapado en tu indiferencia al cambio, está camino por buen camino. En cambio la indiferencia podría acarrear problemas no solo en el ámbito laboral, sino en tu vida personal.
La resistencia al cambio es producto del miedo, duda, percepción, autoengaño y sensación de derrota de la persona. Pero no todo es negativo. El cambio también es fuente de diversidad en la vida, originalidad, nuevas posibilidades, autodescubrimiento, amplitud de horizontes y perspectiva mental, nuevos retos, objetivos inesperados, entre otros aspectos positivos.
Con todo lo mencionado, se tiene más cosas que ganar con el cambio que perder. Aunque la decisión es muy personal. Pero si te encuentras en una empresa u organización anclada en el pasado, es ahí donde comienzan los problemas.
¿Qué podemos hacer para potenciar más el cambio? Si en realidad no se es consciente y no se ven esos ‘hilos invisibles’ que nos atrapan a nuestros hábitos, ¿cómo superarlos? Este es el verdadero reto de cada uno de nosotros. No hay respuestas generales. Son propias de cada individuo. Puedes comenzar a hacer brotar una fuente de cambio que no sospechabas. Sólo tú puedes hacerlo. El cambio depende de ti mismo.
Fuente: RRHHmagazine.com
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