Todos fuimos testigos y, en algunos casos “víctimas”, de la llamada “V Cumbre ALC–UE” en el 2008. Evento que, sin lugar a dudas fue un éxito y que, por encima de todo, generará grandes frutos para nuestro país.
Particularmente seguí bastante de cerca los acontecimientos que se dieron en los días previos a dicho encuentro así como los que ocurrieron en los mismos días del citado evento. A raíz de este “seguimiento” me surgieron algunas inquietudes y/o reflexiones que me gustaría compartir con ustedes:
· ¿Por qué demostramos ser capaces de organizar eventos de esta magnitud, cuidando hasta el último de los detalles para los visitantes, pero, internamente, demostramos a diario nuestra incapacidad para ordenarnos como país tolerando y aceptando la cultura del “así no más”?
· ¿Por qué durante los días que duró la cumbre la mayoría de los limeños obedeció las instrucciones y restricciones de circulación (a pesar de las incomodidades) respetando las normas y exigencias planteadas pero, el resto del año desconoce la existencia de normas de convivencia y de respeto mínimo? ¿Acaso sólo funcionamos como ciudadanos cuando estamos obligados y con un policía al costado?
· ¿Por qué hasta el día de hoy no aprendemos que trabajando en equipo nos permitirá crecer de manera más rápida y sólida e insistimos en fragmentarnos como nación, como ciudad, como municipio o distrito? ¿Por ejemplo, no sería acaso más eficiente, rentable y ventajoso para la ciudadanía que las obras que se realizan en la ciudad se hicieran de manera coordinada e integrada y no fragmentada y aislada por distrito?
En conclusión, los peruanos, sin lugar a dudas, somos capaces de organizar y estructurar grandes cosas. Lo incoherente es por qué solamente podemos lograrlo en determinadas circunstancias pero en el día a día aparentemente no somos capaces. ¿Es este inexplicable comportamiento algo arraigado en nuestra cultura? ¿Es acaso este comportamiento algo “Made in Perú”?
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