Cuántas veces ha escuchado a alguien decir “¡Nadie es imprescindible en esta empresa!”. Frase bastante controversial y hasta agresiva. En esencia y (esto es un punto de vista muy particular), en oposición a muchos, soy un creyente que existe gente en las organizaciones que son irreemplazables, imprescindibles y hasta insustituibles.
Parto de la premisa que primero, no somos robots ni autómatas programados para cumplir funciones específicas dentro ámbitos muy particulares. Segundo, vivimos y nos relacionamos permanentemente con otros seres que tampoco son robots ni autómatas. Tercero, realizamos nuestro trabajo pasando por diferentes estados de ánimo y de humor. En fin, aportamos a nuestro entorno algo más que la “simple y sencilla acción mecánica de cumplir una(s) función(es)”. Aportamos emociones, sentimientos, compartimos experiencias e ideales, intercambiamos opiniones y puntos de vista, sumamos, sumamos y sumamos factores que contribuyen a lograr una atmósfera a nuestro alrededor. Contribuimos con algo más que el resultado o el “qué”, aportamos permanentemente al “cómo”.
En resumen, si extraemos el simple hecho de cumplir funciones (las cuales evidentemente cualquiera podría ejecutar con mayor o menor preparación dependiendo del caso), todo aquello que sumamos en efecto es insustituible. ¿Por qué? Simplemente porque no existen dos seres humanos iguales. La autenticidad de cada individuo es en esencia irreemplazable.
Piense por un instante ¿Cuánto de lo que hace diariamente es en efecto irreemplazable? ¿Cuánto aporta a la organización a la que pertenece que no está escrito en el manual de funciones de la posición que ocupa? Tenga la certeza que eso extra que suma diariamente lo hace auténtico, único y por encima de todo insustituible.
Aspectos para reflexionar:
· ¿Sabía que si sumamos todos los “extras” (que no están escritos en los manuales de funciones de cada puesto) lo que obtenemos es algo similar a lo que muchos expertos llaman “Clima Laboral”?
· Hoy en día para muchos expertos el aporte en cumplimiento de metas y objetivos de cualquier integrante de una organización es tan importante como el aporte “intangible” que genera a través de esas acciones auténticas que lo hacen muchas veces irreemplazable.
· La llamada “atractividad” de las organizaciones para retener o atraer talento ya no sólo viene dado por los sistemas de compensación y beneficios, la posibilidad de desarrollo y crecimiento profesional, sino por la importancia que éstas dan a la suma de los “extras” y al aporte intangible de cada integrante.
1 comentarios:
Excelente reflexión, las empresas deben vrr a sus colaboradores como seres humanos llenos de sentimientos y emociones y no como máquinas reemplazables.
Cada ser humano es único y su esencia lo hace irremplazable.
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