Cuando de consejos se trata, el “perseverar” es uno de los más comunes. Bien sea para una persona que está pasando por un mal momento o para alguien que está luchando por lograr algo. Es más, el aconsejar “perseverar” o “ser perseverante” está tan utilizado que por momentos pareciera más un cliché que algo realmente valorable.
Sin embargo, soy de los que considera que cuando nos atrevemos a aconsejar a alguien a “resistir” y “persistir”, no estamos solamente manifestando un apoyo o una expresión de aliento, estamos deseándole que le vaya bien en el mundo, que le vaya bien en la vida. ¿Por qué? Porque en esencia, aconsejar a persistir es aconsejar a no titubear, a aprender a caerse y levantarse, a desarrollar la fuerza interior que permite superar obstáculos. Aconsejando ser perseverante estamos enseñando a intentar, a esforzarse, a ir más allá… a no quedarse en ensayo sino llegar hasta el error.
Exijamos y pidamos que nos exijan ser perseverantes. Sólo así, siendo persistentes podremos tentar y encontrar el éxito.
A tomar en cuenta:
- La perseverancia es una cualidad que se aprende venciendo obstáculos, para lo cual requiere de apoyo permanente. ¿Deja usted que sus hijos se equivoquen o le resulta más sencillo resolverles el problema?
- La perseverancia es un rasgo de carácter esencial para la progresión y desarrollo de la humanidad. ¿Se ha puesto a pensar cuántas cosas buenas que se pueden hacer en este mundo se pierden en medio de titubeos, dudas y falta de determinación o perseverancia?
- Tengamos en cuenta lo que Theodore Roosevelt, uno de los presidentes estadounidenses más influyentes del siglo XX alguna vez dijo: “Es duro caer, pero es peor no haber intentado nunca subir”.
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